Poema: Chao, pescao
Chao, pescao
INDICE
Prefacio
Tal vez he escrito otros poemas en el pasado, pero sinceramente no creo que signifiquen un origen. Este poema fue el primero que hice durante mis primeros días en la universidad estudiando Letras (hace ya poco más de un año), siendo así el primer poema para la persona que soy ahora.
Este pequeño poema nació de una simple y casual interacción. Sus versos no fueron escritos bajo una profunda reflexión, siendo más un ejercicio creativo en la espontaneidad del ajetreado día a día. Me encontraba sentado junto a una compañera que intentaba escribir algunos versos. «No te dejes atrapar...». Esas fueron las primeras líneas que ella escribió. Luego de ahí, un fuerte bloqueo creativo le impedía terminar más de dos versos en el pequeño cuadro de papel donde escribía.
Sugerí «competir», por así decirlo, y ver que líneas podíamos crear de ese mismo verso. No sé que fue del poema que ella escribió, pero lo que logré sacar fueron los seis primeros versos de esta versión. Luego de eso, logré alargar un poco más la idea que tenía durante mi tiempo libre. De nuevo, fue en la espontaneidad de la rutina en la universidad que escribí los versos finales.
Tras eso, logré que se publicara en una revista digital hecha por estudiantes de la facultad con el seudónimo de Sapo Bocón. Siempre salto de apodo en apodo cuando se trata de escritura.
Fuera de esta anécdota, no hay mucho más que decir. Es, después de todo, un poema sobre una despedida. Las palabras siempre faltan para describir ese tipo de momentos.
Poema: chao, pescao
Por: Rana platanera Cuentera
No te dejes atrapar,
pequeño náufrago del mar.
Eres mi amigo y te quiero avisar
que de males y amores morirás.
No te dejes engañar por la red,
ni dejes de nadar, dulce pez.
¿Me estás escuchando?
Ícaro del mar, estás volando muy cerca de la superficie
¿Acaso las aves de rapiña te han encantado?
A tu armadura escamada no dejan que brille
las voraces bestias que te sombrean.
No son tu cardumen ni tu patria,
ni un parabién o tu familia.
Pero no me escuchas, obsesionado estás.
Te tengo que decir adiós. Morirás.
Chao, dulce pez.
Buenas noches,
indolente ser.

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